PALABRAS DE EDUARDO DURÁN GÓMEZ, A NOMBRE DE LA FAMILIA CORONEL, PARA AGRADECER EL RECONOCIMIENTO QUE LE HACE LA SOCIEDAD DE CARDIOLOGÍA DE COLOMBIA, AL DOCTOR JULIO ERNESTO CORONEL BECERRA, CON MOTIVO DE SU RECIENTE FALLECIMIENTO

En nombre de la familia del doctor Julio Ernesto Coronel, quiero expresar nuestro inmensa gratitud a los organizadores de este importante Congreso Nacional de Cardiología, reunido hoy en Cartagena de Indias, en donde se proponen analizar los avances científicos de esta especialidad médica, por haber querido rendir un homenaje a la vida y obra de este galeno que dedicó su larga existencia a la consagración de su profesión, como un verdadero reto para su existencia, y como una pasión de servicio a la comunidad que todos los días espera nuevos desarrollos de la ciencia, de tal manera que pueda atenuar las patologías que padece.
Julio Coronel fue sin duda un individuo lleno de talento. Cuando se presentó a la Universidad Nacional para iniciar sus estudios de medicina, entendió el compromiso que asumía y su esfuerzo para el cumplimiento de los rigores académicos lo llevó a tener un desempeño sobresaliente, de tal manera que al finalizar su carrera le fue otorgado el título, eximido de presentar los exámenes finales. Con este antecedente le fue fácil obtener beca de estudios para cursar las especialidades de Medicina Interna y Cardiología en el Instituto Ignacio Chávez de la ciudad de México, estudios que posteriormente profundizó en los Estados Unidos.
Cuando fue el momento para dedicarse al ejercicio de su profesión, no dudó en regresar a la ciudad de Cúcuta para prestar sus servicios profesionales, a pesar de las ofertas que tuvo para quedarse en el país del norte.
Allí, sus coterráneos aprendieron pronto a valorar el significado de la calidad profesional del doctor Coronel, como siempre lo llamaron, acogiéndose al respeto que supo ganarse dentro de su comunidad y dentro del gremio médico.
Pero no solo se dedicó a la atención de su consultorio particular, sino que se vinculó a los hospitales, primero el San Juan de Dios, y después el Erasmo Meoz, y de igual forma, llegó a ocupar la dirección científica de las clínicas Norte y Santa Ana, en varios periodos.
También perteneció al Tribunal de Ética Médica, y a las juntas de las sociedades de Medicina Interna y de Cardiología en el oriente colombiano, y complementó estas actividades con la cátedra universitaria, con conferencias en foros y congresos, y con la elaboración de artículos para revistas especializadas. Fue miembro también de la junta directiva de la Sociedad Colombiana de Cardiología y en ese organismo llegó a ser su Vicepresidente. Le correspondió también presidir este congreso nacional en 1987, cuando la ciudad de Cúcuta fue su sede, honor que siempre recordaba con especial agrado y gratitud. Fue un asiduo asistente a los mas importantes congresos internacionales de medicina interna y de cardiología que se realizaban en diferentes partes del mundo.
Julio Coronel fue siempre un hombre sencillo, lo asistía una timidez persistente, pero era amable en extremo y sabía ofrecer una cordialidad sin par a todo el que tuviera que acercársele, ya fuera en el plano social o profesional.
Todos los días de su vida se levantó a las cuatro de la mañana a estudiar, y sobre su mesa de trabajo siempre estaban los últimos artículos de las revistas especializadas, así como los reportes de las organizaciones científicas a las que estaba inscrito tanto en Colombia como en el exterior.
Era un lector infatigable y se ayudaba con una buena jarra de café, que consumía con avidez para que su energía no fuera a disminuir.
Faltaron unos pocos días para que su existencia alcanzara la cima de los 90 años, y trabajó hasta el último instante en su profesión, pues jamás llegó a imaginar otra cosa distinta que la total entrega y dedicación a la ciencia que dominó.
Por todo el significado que alcanzaron sus ejecutorias, fue que supo ser apreciado dentro de los mas exigentes foros, reuniones y agremiaciones de su especialidad, para quienes trabajaba sin desmayo, entregando diariamente el numen fecundo de su genio y los desvelos de su esforzado trabajo.
Hoy, cuando este congreso nacional de Cardiología ha querido exaltar la hoja de servicios, de uno de sus mas conspicuos servidores, no podemos mas que agradecer el gesto generoso y a la vez grandioso, que quedará como un vivo testimonio de quien supo ser un fiel y dilecto exponente de la profesión, a la cual le entregó toda su vida y todo su talento. Desde el mas allá él estará apreciando el significativo gesto de sus colegas a los méritos de su vida y obra.
Su esposa, Marina Jordán de Coronel, su hija Isabel Cristina Coronel Jordán, sus nietos Sofía Cristina y Julio Eduardo, y quien esto escribe, queremos dejar testimonio del hondo significado que este homenaje tiene para quien supo ser no solo un hombre excepcional, sino un profesional que honró a su gremio.
Cartagena, julio 25 de 2019.